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A Jesús no lo definió su pasado lo definió su futuro.  Lo que Dios le dijo que iba a ser, el destino que le declaró la palabra, las profecías que hablaban de su victoria.  Jesús no miraba al pasado para saber quién era, miraba al futuro.

A Jesús lo definía un “Este es mi hijo amado… Levántate porque ha nacido tu luz, y la gloria de Jehová está sobre tí… Cosas que ojo no vió ni oído oyó son las que Dios ha preparado para los que le temen… Planes de bien y no de mal para darte un futuro y una esperanza… Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó… (Mat. 3:17; Isa 60:1; 1 Cor. 2:9; Jer. 29:11; Rom. 8:37) ”  A Jesús no lo definía lo que decían otros sino lo que Dios decía y prometía en su palabra.

Veamos cuán importante es esto a la luz del pasado de Jesús.  Cuando Dios nos presenta sus antepasados y parientes, no disimula, no se queda con secretos familiares, no esconde.  Jesús venía de una familia tan buena como mala.  Tan ejemplar como problemática.  En su genealogía aparecen prostitutas (Tamar y Rahab), gente que estuvo relacionada a la idolatría y hasta sacrificios humanos (Rut la moabita).  También encontramos un personaje que tiene tanto de valiente como de inmoral y asesino (David) y un Rey tan sabio como idólatra (Salomón), por mencionar algunos.   Su familia no parece ser mucho mejor que la de cualquiera de nosotros, ¿No es esto un alivio?  A Jesús no lo determinó su familia disfuncional o por el contrario su cuna de oro (nació en un pesebre paradójicamente).

Su ciudad de crianza puede ser comparada con una villa, una favela o algo parecido.  La gente se preguntaba si de allí (Nazaret) podía salir “algo bueno” (Jn 1:46).  Su concepción fue dudosa (o era fácil aceptar que el Espíritu Santo lo había concebido?) y muchos nunca dejaron de considerarlo un hijo bastardo.  Herodes intentó matarlo siendo bebé y fue mayormente despreciado por los que tenían autoridad (buen caldo de cultivo para profundos traumas).  ¿No es todo esto suficiente como para marcar el psiquismo de alguien al punto de que luego de un psicodiagnóstico un profesional evalúe su pronóstico como al menos difícil?

Pero (y subrayemos este PERO) a Jesús no lo definió su pasado, lo marcó y lo definió el sueño de Dios para su vida.  Su futuro, él bien sabía, estaba ¡Intacto!

La historia es antes y después de Jesús, porque él creyó que era posible cambiar la historia, la propia, la del mundo, la de Dios y la del universo.  Creyó que era posible lo diferente, lo distinto.  Usó las herramientas, los métodos, las formas no convencionales, hasta no aconsejables muchas veces, no probadas, porque quería algo diferente.  Y Dios es un creativo, es un original que se la pasa haciendo “nuevas todas las cosas” (Apoc. 21:4).  “Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes” (Einstein), Jesús quería algo diferente y dejó de vivir la religión como todos la vivían, dejó de limitar a Dios y le creyó, descreyó de sus miedos y dudas, pero le creyó a las promesas del Padre.

Tu futuro está en blanco, absolutamente en blanco, el próximo segundo no ha sido escrito.  Que nadie te engañe, que nada te confunda, lo cierto es que tu vida está toda por escribirse.

Hoy puede ser el primer día del resto de tu vida, ¡Sí! ¡Hoy!  Porque cuando se trata de un cambio lo que importa no es lo pasado sino lo que viene.  Cuando se trata de un cambio importa tu futuro, porque es allí donde vas a vivir el resto de tu vida.  Y tu futuro está intacto, en blanco, abierto, todo disponible.  Esto es fantástico, esto es evangelio, esto es una buena noticia.

Y la historia es antes y después de Aquél a quien nunca lo definió su pasado.  Dejá que Jesús tome autoridad de tu 2018 hoy, y preparate, se viene un antes y un después.