¿Usted cree o niega la resurrección? Recibo esta pregunta de vez en cuando de parte de pacientes y otras personas. Hay un grupo de creyentes “no creyentes” en la resurrección, la creación, los milagros, y otros asuntos con el que me encuentro muy a menudo.
Creo que debo ser sincero de una vez por todas, pues estoy convencido de lo que voy a decir. Quiero decir que ¡Niego la resurrección! Sí, tengo que confesarlo, y todos los que me conocen bien lo saben. Hablo de mis más cercanos, mis amigos, mi familia. Ellos saben que niego la resurrección.
La niego,
Cada vez que actúo desde mi ego y mi propio interés,
Cada vez que no sirvo a mi hermano,
Cada vez que no perdono,
Cada vez que cobardemente me alejo de personas oprimidas sin luchar por un cambio,
Cada vez que participo en sistemas injustos porque a mi me conviene.
Todas y cada una de estas veces ¡Niego la resurrección! ¡¡Sé que lo Hago!!
Y afirmo la resurrección, algunas veces cuando defiendo a los necesitados, cuando grito por aquellos que no tienen voz, cuando lloro por esos que no tienen como llorar más lágrimas, porque las han derramado todas. Y cuando me rindo y dejo que Dios aparezca en dónde yo ya, no puedo más.
Jesús está vivo, resucitado. Lo vi hace unos días en Arnaud Beltrame, un policía de 45 años que recibió un disparo en el cuello el viernes pasado (23 de marzo) después de ofrecerse a tomar el lugar de una mujer durante un secuestro terrorista en el supermercado Super U en Trèbes, Francia. Fue declarado héroe nacional por el presidente.
Lo veo cuando en medio del sufrimiento, el Espíritu de Jesús cobra vida en los que lo representan, muy a menudo lejos de nuestras iglesias y lugares de culto, como en este supermercado francés y vestido de policía. En todas partes, hoy Jesús está vivo, y lo celebro cuando lo veo en mi hermano y mi hermana que tienen la valentía para encarnarlo cerca de la cruz, cerca del sufrimiento del otro. Porque no podemos olvidar que la resurrección se experimenta apenas horas después de la cruz. La resurrección tiene su precio.
No está aquí; haresucitado, tal y como lo había dicho. (Mateo 28:6)
Qué esta promesa se cumpla esta semana santa en nosotros. Y si estamos atravesando sufrimientos, no olvidemos que la cruz siempre está muy cerca de la tumba vacía. Jesús va a resucitar otra vez en donde más lo estás necesitando. Tu cruz tiene fecha de vencimiento!